viernes, 1 de febrero de 2008

Mi regreso de la cumbre del Aconcagua

Hola amigos,

Como os decia en mi anterior nota, el regreso de la cumbre no fue igual para todos los componentes de la expedición. Aquí relataré lo que a mí me sucedio...

Partimos de la cumbre, de regreso al campo Colera, todos juntos, pero las diferentes fuerzas de cada uno de nosotros hizo que el grupo se dividiera. El tiempo había cambiado y nevaba considerablemente.

Yo estaba esperando en un lugar (que ahora no recuerdo) con parte de nuestro grupo y uno de nuestros guías, mientras que el otro guia venía más atras acompañando al resto de compañeros. Le dije a mi guía que me estaba quedando muy frio y que debía continuar descendiendo. Él me indico que les esperara en un lugar llamado Independencia.

Desciendo sin problemas. Me encuentro con un grupo de japoneses conducidos por un guía que descienden en dirección al campo Berlin, muy muy despacio. El camino estaba cubierto de nieve. Llegamos a Independencia, hablo con este guía y me confirma el camino a Berlin...decido continuar.

Para entonces yo notaba que tenia algun problema en el ojo derecho y no veia bien...y que la cosa iba a más. Llego un momento en que no veia nada por ese ojo. Me asuste. Decido regresar a Independencia. Espero... no aparece nadie...vuelvo sobre mis pasos.

Entre dudas e incertidumbres llega la noche. No hay posibilidad alguna de comunicación por radio o teléfono. La situación se vuelve muy critica para mi. La caseta de madera que hay en Independencia no tiene techo. La temperatura cae en picado. El efecto del viento hace que la sensación termica sea tremenda.

He de hacer algo y rapidamente. Decido construir un iglú. Para ello localizo un lugar contra una roca donde hay mucha nieve acumulada. Con las manos construyo este refugio improvisado. El efecto del viento queda eliminado, pero el frío sigue siendo intenso...pienso...menos mal que tengo puesta toda la ropa de alta montaña.

Tres ideas estaban presentes en mi cabeza en todo momento. No podia contar con nadie, no podia dormirme de ninguna manera (eso significaria mi muerte inmediata) y tenia que hallar una solución.

Hasta las tres de la mañana aproiximadamente, salia de mi refugio improvisado para hacer ejercicio cada poco tiempo...no se...diez minutos o algo así. Era esencial hacerlo. Era tremendo. Veo bengalas a lo lejos. Se que me buscan. Estoy seguro de ello, pero soy consciente de que no puedo continuar así. Tengo un stress inmenso. No puedo dormirme; si lo hago, todo se acabo.

Finalmente, decido que debo salir definitivamente de mi refugio. Debo generar en mi cuerpo el suficiente calor para salir de la situación en la que me encuentro. Cogo todo mi equipo de alta montaña y salgo a escalar los montes de mi alrededor hasta que amanece (sobre las siete de la mañana). Mis sentimientos durante esta noche y el esfuerzo realizado, especialmente durante estas cuatro horas aproximadamente, no lo puedo describir aqui. No encuentro las palabras para hacerlo.

Poco después del amanecer veo a lo lejos gente con frontales. Pienso que se trata de una patrulla de rescate. Me dirijo hacia ellos. Se trata de una expedición de Canadienses, si no recuerdo mal. Consigo hacerme entender y me situan en el camino hacia el Berlin.

Me dirijo hacia este campo. Mi situación fisica esta muy deteriorada por el esfuerzo. Aún así, tras mas de dos horas y la ayuda en el ultimo tramo de un guía, consigo llevar a Berlin, totalmente exhausto.

Me ayudan inmediatamente (GRACIAS !!! Benjamin, Nacho, etc.). No pueden creer que haya salido vivo de una situación así. Les pido que llamen a Pablo Gurrieri, nuestro guía Jefe de la expedición, para decirle que estoy alli.

Me encuentro completamente deshidratado. Me suministran todo tipo de liquidos, sopas, tes, preparados de sales. Me dicen que la temperatura esa noche habia sido de unos -29ºC a la altitud en la que yo me encontraba, aproximadamente 6300 metros.

Mientras estoy alli tumbado pienso una y otra vez...¿de donde he podido sacar la fuerza necesaria?...estoy consciente pero algo aturdido.

Poco a poco consigo reanimarme.

Me quitan las botas. Hay agua dentro de ellas. Tengo congelaciones en ambos pies, especialmente en el izquierdo, aunque a falta de la opinión de un médico, no parecen graves. Me ponen calentadores...

Sobre las 10,30 de la mañana llega Pablo, entra en la carpa, me abraza, me da un beso, nos salen las lagrimas como a dos chiquillos. Ha estando buscandome sin descanso hasta la madrugada. Ha vomitado varias veces por el esfuerzo que ha realizado. Me dice que él siempre ha tenido la fe de que iba a salir vivo de ahí. No puedo creer que la convivencia de todos estos días le haya inspirado esa confianza absoluta en mí persona. Gracias Pablo !!
Me informa de la muerte de un miembro de nuestra expedición: Lensi Bulareanu (Rumania)Ahora sí que me quedo helado !!

NUNCA PODRÉ AGRADECER TODO LO QUE HICIERON POR MÍ Y EL CARIÑO CON QUE ME TRATARON LAS PERSONAS QUE ME ATENDIERON EN ESTE CAMPO BERLIN.

Con todo, quiero dejar una mensaje positivo de toda esta historia. Mi mensaje a quien lea esto, es que, con esfuerzo, con muchisimo esfuerzo y con una fe inquebrantable en lo que haces, se puede lograr lo que se quiere, por muy dificil que el objetivo pueda parecer. Yo he visto la muerte...muy muy de cerca...casi la he podido tocar...pero mis ganas de vivir han estado siempre muy por encima de la situación en la que me encontraba.

Un abrazo

1 comentario:

PUMA dijo...

Amigo Juan,

Acabo de leer tu relato.
Tengo aún que digerirlo para poder decirte algo. En cualquier caso ¡Hurra por haber mantenido fría la cabeza en esos momentos! No podías haberlo hecho mejor. Estoy seguro que la experiencia y el haber aprendido de las experiencias de otros ha sido determinante para mantenerte vivo.
En cuanto pueda te daré personalmente el gran abrazo que mereces, por tu esfuerzo, por tu temple y porque ¡qué coño! eres la persona que conozco que ha subido más alto (en muchos sentidos)